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domingo, 12 de febrero de 2012

La participación política y el papel de los intelectuales en el debate político.

La participación política y el papel de los intelectuales en el debate político.
Ignacio Sánchez-Cuenca, en Literatura política “El País” (11-I-2012), advierte de los errores analíticos de los escritores que se dedican al comentario político, como Mario Vargas Llosa y Félix de Azúa, sin duda excelentes literatos pero a menudo huérfanos de objetividad política, y faltos del conocimiento de la realidad y las ideologías de los partidos. Solo algunos podían aunar la buena prosa y la profundidad, como el difunto Javier Pradera.
El escritor chileno Jorge Edwards, en Las fallas de la administración “El País” (9-II-2012), aprovecha el reciente rechazo de Vargas Llosa a ocupar la presidencia del Instituto Cervantes, para repasar la compleja relación de los creadores hispanoamericanos con las instituciones. Él mismo ha sido embajador y menciona los ejemplos del peruano Vargas Llosa, el chileno Alberto Blest Gana y el brasileño Machado de Assis:
‹‹El rechazo de un alto cargo en la cultura española por Mario Vargas Llosa me ha hecho pensar una vez más en el tema de los escritores y la Administración. Paul Valéry, el poeta de El cementerio marino, dijo alguna vez que los escritores se refugian “en las fallas de la Administración”. Según eso, el poeta, el novelista, el ensayista, no son buenos funcionarios y ni siquiera aspiran a serlo: son infiltrados, parásitos, gente que aprovecha los tiempos muertos administrativos, las fallas, para convertirlos en los tiempos más vivos y estimulantes, como son los de la auténtica creación artística. Es decir, son personas astutas, que se sirven de los cargos burocráticos para transformarlos en becas literarias. Dicen que Valéry, por ejemplo, llegaba a su oficina, colgaba su abrigo y su sombrero, para que los demás pensaran que estaba ocupado en alguna parte, y volvía a salir. 
En definitiva, sin embargo, el asunto no me parece tan claro. Basta con leer cualquier texto de Valéry para comprender que tenía una inteligencia, una capacidad de análisis, una cultura, superiores. Cuando dedicaba la mitad o la tercera parte de su jornada diaria a temas de Administración, probablemente obtenía resultados superiores. Pero si le hubieran ofrecido el cargo de director general o de ministro, probablemente habría escapado. Como lo hizo en estos días Vargas Llosa. (…) El paso de los creadores literarios, poetas, dramaturgos, novelistas, por las instituciones y las administraciones, ha sido largo, reiterado, de estilos y resultados enormemente diversos. (…)››
Fuentes.
Sánchez-Cuenca, Ignacio. Literatura política. “El País” (11-I-2012) 27.
Edwards, Jorge. Las fallas de la administración. “El País” (9-II-2012) 27-28.

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