El escritor alemán W. G. Sebald (1944-2001).
Winfried Georg Maximilian Sebald (Allgäu, Wertach, Baviera, 18-V-1944-Norwich, Norfolk, Reino Unido, 14-XII-2001), autor alemán. Nació en una familia de lejano origen judío que padeció la marginación del régimen nazi, aunque su padre fue oficial del Ejército alemán. Creció en Baviera y estudió en la universidad de Friburgo, en la Suiza de lengua francesa, y después se trasladó a Manchester, para terminar asentándose definitivamente en el Reino Unido, salvo breves estancias en el extranjero, sobre todo en Suiza y Alemania. Más tarde fue profesor en la universidad suiza de St. Gallen y en las inglesas de Manchester y, desde 1970 de Norwich (sede la East Anglia University), en la comarca de Suffolk, donde fue catedrático de Literatura Europea y Creación Literaria, y dirigió el Centro de Traducción Literaria.
Fue un escritor reconocido con numerosos premios literarios, el más relevante de los cuales fue el Henirich Heine. Su país natal es la fuente de la mayor parte de su obra, escrita íntegramente en alemán (publicada por la editorial Hanser) y traducida de inmediato al inglés. Le mueve una aspiración a superar los límites de los géneros y así funde la novela, el cuento, el ensayo, las memorias (reproduce relatos orales e incluye numerosas fotografías auténticas) y la narrativa de viajes. Una escritura dedicada ‹‹al estudio del tiempo pasado y pasante›› para desentrañar los hilos de ‹‹las invisibles relaciones que determinan nuestra vida››, sumida en una permanente desazón existencial en la que el viaje es el camino del conocimiento.
Falleció en un accidente de tráfico (un choque con un camión, en el que su hija Anna quedó malherida) el 14 de diciembre de 2001, cuando era reconocido por muchos (Susan Sontag, Javier Marías o Enrique Vila-Matas) como uno de los grandes maestros de la literatura occidental y un sólido candidato al Premio Nobel.
Obras.
Sebald, W.G. Die Beschreibung des Unglücks (Descripción del infortunio, todavía no trad. al español). 1985. Ensayo sobre la literatura austriaca, de Adalbert Stifter a Peter Handke.
Sebald, W. G. Del natural. Trad. Miguel Sáenz. Anagrama. Barcelona. 2004 (Nach der natur. Ein Elementargedicht, 1988 alemán). Poemario.
Sebald, W. G. Vértigo. Trad. de Carmen Gómez. Debate. Madrid. 2001 (Schwindel. Gefühle, 1990 alemán). 208 pp. Relatos basados en los viajes de Stendhal y Kafka, que sirven de fondo histórico al viaje iniciático del solitario narrador hacia sus orígenes, luchando contra el olvido y el tiempo, el enemigo artero al que Sebald se resiste (en vano): ‹‹El reloj de pared hacía tictac, y antes de que comenzase a dar las campanadas, gemía siempre un buen rato como si todo en él se negara a anunciar la pérdida de otro cuarto de hora más››. Reseña de Guelbenzu, J. Mª. Peregrino desde el interior. "El País" (15-XI-2001). / Vila-Matas, Enrique. ‘Dietario voluble’. El viaje del doctor K. “El País” Cataluña (2-III-2008) 2. Comenta dos relatos del libro, All'estero y Viaje del doctor K. a un sanatorio de Riva, que tienen en común la ciudad de Verona y otros lugares de Italia por los que Kafka peregrinó en septiembre de 1913.
Sebald, W. G. Pútrida patria: Ensayos sobre literatura. Trad. Miguel Sáenz. Anagrama. Barcelona. 2005 (Unheimliche Heimat. Essays zur österreichischen Literatur, 1991 alemán). 228 pp. Ensayos sobre un grupo de grandes escritores centroeuropeos (en el que dominan los de origen judío) de lengua alemana: Leopold von Sacher-Masoch, Arthur Schnitzle, Franz Kafka, Joseph Roth, Jean Améry, Elias Canetti, Thomas Bernhard y Peter Handke. Reseña de Lynch, Enrique. Literatura y vida. "El País" (4-VI-2005).
Sebald, W. G. Los emigrados. Trad. Teresa Ruiz Rosas, revisión de Sergio Pawlowsky Glahn. Debate. Madrid. 1996 (Die Ausgewanderten. Vier lange Erzahlïngen 1993 alemán). 286 pp. Anagrama. Barcelona. 2006. Cuatro relatos de memorias. Obra ganadora de los premios Berlín Literatura, Literatur Nord y la medalla Johannes Brobowski. Aúna las memorias familiares, la mayor parte de un ambiente judío, con la descripción de las sociedades europea y estadounidense durante el siglo XX a través de la reconstrucción realista de la vida de unos emigrantes desarraigados de sus orígenes y que hallan su esencia vital en el viaje, la búsqueda de un nuevo hogar y el ansia del cíclico retorno en el que saben que hallarán la muerte (el suicidio es en estas vidas un acto supremo de liberación y protesta) como digno final de una andadura eterna apoyada en la voluntad contemplativa cual judío errante. Son cuatro los personajes centrales, el doctor Henry Selwyn, el maestro Paul Bereyter, el criado Ambros Adelwarth y el artista Max Ferber, y a su alrededor pulula un sinfín de secundarios que entran y salen como actores de un escenario. Sebald, con una prosa esmerada, en ocasiones morosa pero siempre poética, que con cuidados trazos y una profunda mirada sobre lo aparentemente banal, llega al fondo de estas personalidades sufrientes y desde ellas reconstruye el latido oculto y a menudo trágico de la trama histórica de Occidente. Valga un par de ejemplos de su estilo proustiano, admirado como magistral por Vila-Matas y otros grandes narradores actuales: ‹‹Cuando entré en mi habitación de la quinta planta tuve de pronto la sensación de haber hecho escala en una ciudad polaca. La decoración anticuada me recordaba curiosamente a un forro desgastado de terciopelo de color burdeos, al interior de un joyero o de un estuche de violín. Sin quitarme el abrigo me senté en uno de los sillones tapizados con felpa que había en el hueco de la ventana en forma de balcón y acristalado con vidrio curvado, y estuve contemplando como fuera oscurecía y los chubascos empujados por el viento, que habían venido con el crepúsculo, caían a cántaros sobre los barrancos que eran las calles, en cuyo fondo se desplazaban con parsimonia los negros taxis y los autobuses de dos pisos, en filas muy prietas cual una manada de elefantes, por encima del asfalto brillante.›› [p. 282] En este confortable ambiente doméstico, el narrador, sumido en la exploración de su pasado familiar, contempla una fotografía en la que reviven los habitantes fantasmagóricos de un gheto polaco, poco antes de su aniquilación: ‹‹Detrás de un marco vertical de tejer hay sentadas tres jóvenes mujeres, de quizá veinte años de edad. La alfombra que anudan tiene un dibujo geométrico irregular que por sus colores me recuerda también al dibujos del sofá que había en el salón de nuestra casa. Ignoro quiénes son las jóvenes mujeres. Debido a la contraluz que entra por la ventana del fondo nos distingo muy bien sus ojos, pero noto que las tres están mirando hacia mí, pues me hallo de pie en el lugar en que estaba Genewein, el contable, con su cámara fotográfica. La joven de en medio tiene el cabello muy rubio y de alguna manera parece una novia. La tejedora a su izquierda mantiene la cabeza un poco inclinada hacia un lado, mientras que la de la derecha me mira tan fijamente y de forma tan implacable que no puedo aguantarle la mirada por mucho tiempo. Trato de imaginar cómo se llamarían las tres: Roza, Luisa y Lea, o Nona, Decuma y Morta, las hijas de la noche, con huso e hilo y tijera.›› [p. 286]. Así acaba esta obra genial, cuya lectura recomiendo encarecidamente.
Sebald, W. G. Los anillos de Saturno. Trad. Miguel Sáenz. Debate. Madrid. 2000 (Die Ringe das Saturn. Ein Englische Wallfarhrt, 1995 alemán). Anagrama. Barcelona. 2008. 326 pp. Novela autobiográfica, en la que Sebald recorre los parajes brumosos de la comarca de Suffolk y convoca como compañeros de viaje a Thomas Browne, Chateaubriand, Swinburne, Joseph Conrad o Borges. Sebald en Los anillos de Saturno toca asuntos como la fantasmal ciudad de Dunwich, tragada por el Mar del Norte; el humanismo compasivo del cónsul Roger Casedement (antes de que Vargas Llosa lo reviviera); la violencia de la revuelta de los Taiping… Recuerda su experiencia en el hospital, a punto de revivir la experiencia metamórfica del Samsa kafkiano: ‹‹Justo después de que me ingresaran en mi habitación del octavo piso del hospital estuve sometido a la idea de que las distancias de Suffolk, que había recorrido el verano pasado, se habían contraído definitivamente en un único punto ciego y sordo. De hecho, desde mi postración, no podía verse del mundo más que un trozo de cielo incoloro en el marco de la ventana››. Se le cita en Vila-Matas, Enrique. ‘Dietario voluble’. Un punto ciego y sordo. “El País” Cataluña (21-V-2006) 2.
Sebald, W. G. Austerlitz. Trad. Miguel Sáenz. Anagrama. Barcelona. 2002 (Austerlitz, 2001 alemán). 304 pp. Novela que reconstruye la vida de Jacques Austerlitz, un judío checo refugiado en el Reino Unido desde 1938, cuando era un niño de cinco años, que finalmente descubre que es un huérfano del Holocausto e inicia la recuperación del recuerdo de sus padres. Al tiempo, Sebald recuerda sus propios paseos por una Europa densa en cultura y vivencias históricas, desde Amberes a Londres. Reseña de Guelbenzu, J. Mª. De lo intangible del ser humano. "El País" (9-XI-2002).
Sebald, W. G. Sobre la historia natural de la destrucción. Trad. Miguel Sáenz. Anagrama. Barcelona. 2003 (Luftkrieg und Literatur: Mit einem Essay zu Alfred Andersch, 1999 alemán). 160 pp. Quinteto. Barcelona. 2010. 160 pp. Ensayo que revisa un ciclo de conferencias, de finales de los años 90, sobre las causas y los efectos psíquico-sociales de los bombardeos aliados sobre Alemania en la II Guerra Mundial. El atribulado Sebald es un crítico implacable del horror bélico, alentado en los dos lados por hombres que muestran atroces carencias de conciencia moral. Reseña de Guelbenzu, J. Mª. Silencio culpable. "El País" (21-XI-2003).
Sebald, W. G. Las ensoñaciones del paseante solitario (sobre Robert Walser). Siruela. Madrid, 2007. 76 pp. Ensayo.
Sebald, W. G. (textos poéticos); Tripp, Jean Peter (grabados). Sin contar. Trad. Mª Teresa Ruiz y Katja Wirth. Nórdica. Barcelona. 2007 (póstumo). 88 pp. Epílogo de Andrea Köhler y poema dedicado de Hans Magnus Enzensberger. Reúne 33 breves poemas en forma de haiku de Sebald, que Tripp ilustró con 33 grabados y fotografías de las miradas, entre otros, de Francis Bacon, Samuel Beckett, Jorge Luis Borges, Truman Capote, Michael Krüger, Javier Marías, Juan Carlos Onetti, Marcel Proust, Rembrandt y el propio Sebald. Una poesía ecléctica, aparentemente banal por inspirarse en la vida cotidiana, pero cargada de una humanidad entre escéptica y doliente: ‹‹Los sentimientos // amigo mío / escribió Schumann / son estrellas que sólo/ nos guían con la / luz del día›› o ‹‹Al final // sólo quedarán los / que quepan sentados / alrededor de / un tambor››, en la que el autor se queda siempre a medio camino en el esclarecimiento de la verdad del ser (‹‹Sin contar // queda la historia / de las caras / vueltas hacia otro lado››), y en la que una petición disparatada a un perro (‹‹Por favor envíame // el abrigo marrón / de Rheingau / con el que antaño yo / daba mis caminatas nocturnas›› enlaza con una visión entre pagana y romántica de la naturaleza (‹‹Las manchas // rojas / en el / planeta / Júpiter / son huracanes / de tres / cientos / años››). Reseña de Silió, Elisa. Legado de miradas. “El País” (22-III-2007). Vila-Matas, Enrique. ‘Dietario voluble’. ¿Qué fue de Nungesser y Coli?. “El País” Cataluña (22-IV-2007) 2.
Sebald, W. G. Campo Santo. Edición de Sven Meyer. Anagrama. Barcelona. 2010 (Campo Santo. Prosa, Essays. 2003, alemán, publicados póstumamente). 246 pp. Cuatro fragmentos en forma de relatos para un libro abandonado sobre Córcega, y varios ensayos literarios. Las cuarenta páginas sobre su viaje a la isla (el título se toma de un relato sobre los cementerios y los rituales funerarios corsos) son inconclusas pero constituyen un compendio de sus mejores virtudes como narrador minucioso de detalles que penetran en la raíz de la existencia, mientras que en los más extensos ensayos recrea momentos de Kafka y Max Brod (El burdel trata del viaje de ambos a París, pasando por Suiza), el expatriado Nabokov, el gran viajero Bruce Chatwin y el gran Jean Améry (Hans Chaim Mayer), un intelectual poco conocido en España pero que fue un referente para Sebald como judío-austriaco exiliado, resistente antinazi, historiador del nazismo y ensayista sobre el suicidio (finalmente acabó con su vida con una absoluta coherencia moral). Sebald cierra el círculo nuevamente en Córcega, en un bar de Ajaccio, donde repasa su formación musical, en el bello fragmento Moments musicaux. Vila-Matas, Enrique. ‘Dietario voluble’. Campo Santo. “El País” Cataluña (4-XI-2007) 2. Sobre Jünger (El problema de Aladino) y Sebald (Campo Santo). Dreymüller, Cecilia. Ronda mágica. “El País” (26-I-2008).
Otros.
Krauthausen, Ciro. El escritor alemán W. G. Sebald fallece en un accidente de coche. “El País” (17-XII-2001).
Krauthausen, Ciro. Dos inéditos de Sebald mantienen viva su memoria en Alemania. “El País” (1-XII-2003). Edición de Campo Santo y Sin contar (o Sin narrar).
Seisdedos, Iker. El mar que inspiró a W. G. Sebald. “El País” El Viajero 673 (17-IX-2011) 2-4. La costa inglesa de Suffolk.
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